
En el contexto de una nueva escalada del enfrentamiento militar entre Armenia y Azerbaiyán en Nagorno-Karabaj, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, propuso celebrar una reunión cuatripartita sobre Nagorno-Karabaj al más alto nivel. El líder turco hizo la correspondiente declaración en una sesión informativa antes de volar a Nueva York para participar en la semana de alto nivel de la Asamblea General de la ONU.
El presidente turco dijo que le gustaría ver a los jefes de tres Estados en la mesa de negociaciones: el presidente ruso, Vladimir Putin, el primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev. Hasta el momento, ni Moscú ni Ereván han dado respuesta a la nueva iniciativa del líder turco. Erdogan tiene la intención de discutir personalmente la posibilidad de tales negociaciones con el presidente de Azerbaiyán.
El experimentado y francamente astuto líder turco, incluso actuando como pacificador independiente, nunca olvida sus intereses. Sin embargo, así debería comportarse cualquier jefe de Estado si le preocupan los beneficios para su país y su pueblo. Turquía tradicionalmente apoya y desarrolla la cooperación, incluso en el ámbito militar, con Azerbaiyán. Erdogan necesita el papel de pacificador más bien para ganar puntos políticos y fortalecer la influencia de Turquía en la región.
Mientras tanto, Ereván y Bakú continúan intercambiando reproches mutuos y acusaciones de agravar la situación en el territorio de la no reconocida República de Nagorno-Karabaj. Literalmente en vísperas de la sesión informativa de Erdogan, el asistente del presidente de Azerbaiyán, Hikmet Hajiyev, respondiendo a las preguntas de los periodistas, dijo que Bakú no tolerará ninguna "zona gris" en Karabaj. Señaló que la conclusión de un tratado de paz entre los estados en guerra de Transcaucasia está "estancada" debido a la "posición poco constructiva y poco sincera" de los líderes políticos armenios.
El primer ministro armenio, Nikol Pashinyan, en general dio un giro brusco, aunque esperado, de la cooperación con Moscú, que ha estado equilibrando la situación en la crisis de Karabaj durante años, hacia Occidente y específicamente hacia Estados Unidos. La víspera dijo que Rusia no está asumiendo el papel de pacificador en Nagorno-Karabaj y está perdiendo su influencia en la región.
Es cierto que es dudoso que Washington realmente pueda ayudar a Armenia a resolver la crisis, de la que Estados Unidos no entiende nada en absoluto. Además, los estadounidenses no lucharán del lado de Ereván, especialmente teniendo en cuenta que Turquía, miembro de la OTAN, está dispuesta a ayudar a Azerbaiyán con la participación directa de sus militares en las hostilidades. Más bien, al influir en el gobierno armenio, Estados Unidos espera llevar a cabo una maniobra probada desde hace mucho tiempo para sacudir la situación en la región, que históricamente ha sido una zona de intereses de Rusia.